martes, 8 de septiembre de 2009

El pintor de la rosa marchita


El pintor de la rosa marchita
50 x 70cm.
Tinta, lápices y carboncillo sobre papel
2009



Tímido y muy callado,
así es Arturo,
un niño de piel pálida, delgado,
con grandes ojeras y de cabello oscuro.

Es un niño muy particular,
no tenía ilusiones ni con grandes cosas soñaba,
pero tenía una inquietud muy singular,
mostraba interés por los cuadros que Goya pintaba.

Arturo no tardó en hacerse pintor,
paisajes, retratos o bodegones eran cosas que nunca pintaba,
solo oscuros lienzos llenos de horror,
cuadros que asustaban ante quien los miraba.

Cada día por cementerios y lugares solitarios se paseaba,
en busca de inspiración y tranquilidad.
La tristeza, la enfermedad y la muerte siempre pintaba,
pues esos temas eran su especialidad.

Su madre ya no sabía que hacer
ya que loco su hijo se estaba volviendo,
y aunque aún no se lo podía creer,
lloraba porque en verdad lo estaba viendo.

Y a su locura quiso ponerle solución,
quería que su hijo en bellas cosas pensara,
puso una bella rosa en su mejor jarrón,
luego le convenció para que lo pintara.

Sin pensarlo Arturo con entusiasmo obedeció,
pues una rosa en su jarrón representó,
pero no como su madre esperaba,
ya que pintó la rosa cuando se marchitó.

1 comentario:

Verónica Miranda dijo...

Buenas Lunas:
Antes que nada, una rosa roja para tu blog.
Hermoso encontrar en la oscuridad de este poema, esos detalles que el artista tiene y lo hace diferente.
Me recordó mucho a un cortometraje de Tim Burton, llamado Vincent Price, donde la mamá se horrorizaba en ver los juegos de su pequeño hijo, inspirado por supuesto en el gran actor de terror Vincent Price. Por mi parte admiro a Goya, ese Goya pasional y amante de los claro oscuros.
Seguiré tu blog desde México´.